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miércoles, 9 de mayo de 2012

Bañar gatos

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No es una novedad que bañar a los perros es importante para su higiene, pero ¿y si tu mascota es un gato? Te explicamos paso a paso cómo bañar a tu gato con estos consejos de higiene felina.

El gato es un animal limpio por excelencia que dedica un buen tiempo del día a atusarse el pelo con su lengua, un procedimiento que no solo hace por higiene, sino que también supone para él un momento de relajación y bienestar. Pero ¿es esto suficiente para que nuestro gato esté reluciente?

La mayoría de los gatos no necesitan que los bañes y basta con proporcionarles una adecuada rutina de cepillados. Sin embargo, los gatos de color blanco y los que suelen salir al exterior y se manchan necesitan un buen baño de vez en cuando, y otros como los de exposición necesitan bañarse muy frecuentemente. En estos casos, es necesario acostumbrarles desde pequeños al agua y al baño para que no les resulte una experiencia traumática. Y es que no todos los gatos odian el agua; algunos la adoran porque la han conocido de forma gradual y de manos de un amo informado.

Para bañar a tu gato y que resulte una experiencia placentera para él y para ti, hay una serie de pautas que debes seguir:

1. Acostumbrarle al agua

Para que el gato se vaya aficionando al agua y no le genere rechazo, se puede empezar mojándole con un trapo húmedo y, poco a poco, ir aumentando la cantidad de agua en el trapo y las partes mojadas del animal. Después, podemos jugar con él en un barreño con muy poco agua y darle premios si acepta meterse de buen grado.

2. Cepillar

Es recomendable que antes de bañar al gato le cepillemos bien, sobre todo si éste es de pelo largo o semilargo como los gatos persas o el Van turco. Este cepillado evitará que al acabar de bañarlo se formen marañas de pelo y nudos imposibles de desenredar.

3. Jabonar

Después de cepillarlo, mojamos su pelo y extendemos por todo su cuerpo un champú especialmente formulado para gatos. En algunos casos, puede que necesitemos dar una segunda aplicación. No utilizar los productos que utilizamos para las personas, pues la cabellera de nuestro gato poco tiene que ver con la nuestra y sus propiedades no se corresponden con las que necesitan los felinos.

3. Aclarar

Una vez que el jabón ha hecho efecto, lo aclaramos con abundante agua tibia. Es necesario poner mucha atención y quitar bien los restos de jabón para evitar posteriores picores y malestares en el gato.

4. Secar

Una vez aclarado, procedemos a secarlo retirando la mayor parte del agua con una toalla y posteriormente utilizando un secador de aire caliente, un instrumento que no suele agradar a los gatos y hay que acostumbrarles desde pequeños a su estruendo. También es importante que el aire del secador no esté muy caliente para que no se produzcan quemaduras. No debemos dejar a nuestra mascota húmeda porque puede afectar a su salud y provocarle un resfriado, a no ser que sea verano y el calor ambiente pueda completar satisfactoriamente el proceso de secado.

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